Lo Uno

El Uno habla en un lenguaje inteligible: la matemática. Por doquier la inmanencia del fenómeno es trascendida por la abstracción del Número en cuanto Principio Ordenador del Cosmos. En cuanto arquetipo cósmico, la noción del Número establece el carácter fundamental de construcción del universo visible e invisible, configurando desde lo simple el patrón recurrente que establece armonía en el aparente desorden de lo múltiple. Sin el Número no sería posible ordenamiento alguno, simetría, asimetría, cosmos o caos. Debe considerarse el hecho de que la noción de desorden surge en relación dialéctica al Principio del Orden y por ende no es posible concebir uno sin suponer el otro. Como en los pares de opuestos establecidos por Pitágoras, la naturaleza es establecida sobre relaciones de oposiciones y complementos.

Las almas se agolpan como espuma y se azotan contra las rocas del mundo fenoménico. En el devenir dan vueltas sin poder alcanzar a comprender que hubo un origen para ellas, y en consecuencia hay un retorno claro. La dirección del Ápeiron es tal vez el mayor descubrimiento que le es posible a la conciencia. Aquél es el sentido profundo de una existencia propiamente humana.